Trujillo, Cáceres
Trujillo ha sido elegido, además de por la belleza paisajística del ámbito propuesto, el entorno de la Puerta de La Coria, por el potencial del mismo para el desarrollo de propuestas arquitectónicas capaces de recuperar la deteriorada estructura urbana de esta zona, así como para hacerlo, sin dejar de satisfacer las presentes necesidades del municipio, tomando como referencia la rica tradición arquitectónica y constructiva de tan señalado conjunto histórico.
El lugar
Trujillo y su entorno natural representan uno de los espacios paisajísticos e histórico-artísticos más representativos de Extremadura y del occidente de la Península Ibérica. Situado al este de la provincia de Cáceres, en el eje de comunicación Madrid-Lisboa (A-5), se asienta sobre un característico batolito granítico que emerge en mitad de la penillanura cacereña, constituyendo un otero privilegiado para dominar un paisaje de mayor amplitud; un paisaje cuajado de berrocales graníticos, dehesas de encinas, cauces de ríos y pseudoestepas.
La configuración de este promontorio, dominando todo el espacio circundante, seguramente fue crucial para su formación como enclave habitado desde tiempos prehistóricos, y lo siguió siendo en su proceso de consolidación y evolución histórica, tanto en la época romana como en la medieval.
El Conjunto Histórico de Trujillo, formado por el recinto delimitado por la Muralla y las ampliaciones del final de la Edad Media y principio de la Edad Moderna, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1962. Se trata de un conjunto que se extiende sobre la falda sur del cerro sobre el que se alza el Castillo, antigua Alcazaba. Está conformado por una red de estrechas calles de trazado irregular, adaptadas a la topografía. La población se organiza en torno a la Plaza Mayor, gran espacio cívico, representativo de la época de esplendor de la Villa, que destaca tanto por sus dimensiones como por la presencia de importantes piezas arquitectónicas, como la Iglesia de San Martín o los palacios de San Carlos, los Orellana Toledo o el Marqués de la Conquista.
Además de su Conjunto Histórico, Trujillo dispone de otros 8 elementos también declarados Bien de Interés Cultural, entre los que destacan el Castillo o Alcazaba, la Iglesia de Santa María la Mayor, la Plaza Mayor y sus principales palacios y casas solariegas. Acoge también un extenso grupo de edificios incluidos en el inventario de Patrimonio Histórico de Extremadura.
La Propuesta
Recuperación del entorno de La Coria
La configuración física actual del núcleo urbano de Trujillo, desbordando el recinto amurallado hacia el Este y el Sur, hace que el tratamiento del paisaje en la vertiente noroccidental, donde la muralla continúa abrazando al núcleo urbano, constituya una oportunidad única de reforzar la relación de la ciudad histórica con el paisaje y el territorio. La topografía y las condiciones de soleamiento de este ámbito han favorecido su mantenimiento en sus condiciones naturales originales, con caminos encastrados entre muros y aterrazamientos, bolos graníticos y abundante arbolado. Además, el área situada intramuros está en esta zona muy abandonada, apenas transitada y poco utilizada tanto por los locales como por los visitantes. Recuperar parte del caserío arruinado, mejorar la conectividad entre los espacios libres públicos existentes y dotar a ambos de nuevos usos permitirían revitalizar este barrio.
En este marco, el objeto del concurso sería la elaboración de un proyecto que potenciara y revalorizara los dos ámbitos mencionados. Por un lado, el acondicionamiento y diseño del área extramuros que podemos denominar “Parque de la Coria”, una franja de espacio público disponible a lo largo del tramo de muralla comprendido entre las puertas de La Coria y el Arco del Triunfo. Por otro, el tratamiento de otros elementos arquitectónicos y espacios públicos próximos.
Se quieren plantear una serie de actuaciones encaminadas a impulsar la difusión y promoción de esta zona como parte tanto de la actividad local como de los circuitos turísticos de la localidad, fomentándose así la visitas, hoy muy limitadas al entorno de la Plaza Mayor, a esta vertiente noroccidental del recinto amurallado. Así pues, la soluciones habrán de estar en todo caso orientadas a facilitar unos mejores uso y disfrute de estos ámbitos por parte de la población local y de los visitantes, teniendo en consideración sus valores paisajísticos, medioambientales y culturales y respetando y potenciando la identidad tradicional del lugar.